El
Messerschmitt Me 262, apodado
Schwalbe (‘golondrina’ en alemán, en versiones de caza) y
Sturmvogel (‘petrel’, en versiones de ataque), fue el primer avión de combate de reacción del mundo en estado operacional. Fue diseñado y construido en Alemania durante la Segunda Guerra Mundial y entró en servicio con la Luftwaffe en 1944 como avión de caza. Sin embargo, también fue utilizado para otras tareas incluyendo ataque a tierra, reconocimiento e incluso versiones de caza nocturno.
Su diseño arranca ya a finales de los años 30 y si no vió
acción antes fue por los problemas de fabricación de fiables reactores. Unido a
esto hay que decir que los mandos de la Luftwaffe nunca consideraron necesario
concentrar todos los esfuerzos en el programa del Me 262 ya que contaban ganar
la guerra con los aviones convencionales Bf 109 y Fw 190, idea que costaría
meses cuando en 1943 era claro que la guerra estaba cambiando de rumbo y se dio
máxima prioridad al caza a reacción Me 262.
La presión de los principales ases y oficiales de la
Luftwaffe hizo cambiar de idea a Hitler y al final permitió que un cierto
número de Me 262 fueran usados como cazas. Los aviones ya en producción tuvieron
que ser modificados para poder llevar bombas. Además de esto hay que tener en
cuenta que la idea de bombardero implicaba renunciar a la extraordinaria
velocidad de estos cazas, en favor de la precisión.
Así poco a poco se fueron formando unidades de caza como la
JG 7 (Jagdgeschwader 7), la primera unidad de caza a reacción de la historia, o
la JV 44, formada por el famoso as Adolf Galland. Galland pudo reunir en su JV
44 a la mayoría de los ases alemanes, que fueron llamados de los hospitales
donde reposaban, de sus unidades en el frente del Este o de sus nuevos destinos.
Todos ellos se pasaron rápidamente a la JV 44 deseosos de volar en tan
revolucionario avión.
En marzo de 1945 se dotó a los Me 262 con un nuevo arma que
hizo al caza a reacción el arma aérea más formidable de la guerra: los cohetes
aire-aire R4M, que permitían destrozar a formaciones de bombarderos aliados
fuera incluso del alcance de las ametralladoras defensivas de los bombarderos. A
ello había que sumar los cuatro cañones de 30 mm, que aseguraron la victoria el
18 del mismo mes.
Aquel día los aliados habían despachado una fuerza de 1.221
bombarderos acompañados de 632 cazas de escolta en dirección a Berlín. La
Luftwaffe puso en el aire todo lo que tenía y podía. La unidad de caza a
reacción JG 7 se puso en alerta y todos los cazas disponibles despegaron para
interceptar la formación aliada. 37 cazas Me 262 de la JG 7 se lanzaron al
aire... Debido a su rapidez (en los
picados llegaban a los 1.000 km/h) y a su armamento los 262 derribaron en una
pasada rápida a 12 bombarderos y un caza de escolta con la pérdida propia de
tres 262. Los cazas alemanes eran sencillamente más rápidos que las torretas de
fuego defensivo de los bombarderos aliados.
Sin embargo los aliados podían permitirse estas pérdidas.
Era el 1% de toda la formación de bombarderos así que el impacto de los 262 fue
más psicológico que práctico. Naturalmente los pilotos aliados que se
enfrentaron por primera vez al 262 quedaron totalmente perplejos, algo normal
de entender si pensamos en lo radical de su diseño: alas inclinadas en flecha
negativa, por primera vez en la historia, motores a reacción con su particular
ruido nunca antes escuchado, y la enorme velocidad a la que volaban. Estaban
tan obsesionados con este avión que al final de la guerra equipos de
inteligencia americanos, rusos y británicos recorrían encarnizadamente todos
los aeródromos alemanes y fábricas de aviones en busca de ejemplares y planes
de construcción sobre la tecnología a reacción.
La estrategia de caza al Schwalbe preferida por los cazas
aliados era la de esperar a los 262 en su regreso al aeródromo o en sus
despegues, y derribarlos en ese instante, ya que las velocidades de despegue y
aterrizaje de los 262 eran muy bajas debido a la débil potencia de sus
reactores durantes esas maniobras. Ello obligó a los alemanes a mantener
escuadrones de protección con Fw 190 y Bf 109 que volaban sobre los
aeródromos para cubrir a los cazas de reacción en despegues y aterrizajes.
Los británicos ya tenían también en servicio (algo después
de que el Me 262 entrara en combate) su avión a reacción: el Gloster Meteor,
que usaron en la defensa de Londres derribando las bombas volantes V-1. Nunca
se atrevieron a ponerlo en combate ya que sus prestaciones no superaron las del Me 262, y mejor fue así para sus pilotos.
Pruebas efectuados tras la guerra demostaron la enorme superioridad del Me 262
en todos los aspectos salvo en la autonomía (los Gloster podían volar más tiempo).
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Gostler Meteor |
En total se construyeron unas 1.400 unidades aunque sólo
unas 200 vieron combate debido a la casi total falta de combustible en la
Luftwaffe durante los últimos meses de la guerra. Después de la guerra, la
fábrica checa AVIA continuó ensamblando versiones del modelo de caza monoplaza
y biplaza con partes del inventario sobrante del Reich alemán hasta comienzos
de la década de 1950, donde la producción cesó en favor de otros tipos. Un
puñado de aviones sobrevivió para contar la historia y fueron destinados a
museos.
Especificaciones técnicas
Se construyeron muchas versiones del 262: biplaza de
entrenamiento, biplaza de caza nocturna, caza nocturno con radares, bombardero,
caza de asalto, caza de reconocimiento, caza pesado de asalto a bombarderos
dotado con un cañón de 50mm... Las características que compartían eran las siguientes:
- Capacidad para uno o dos pilotos
- Velocidad máxima de 870 km/h
- Techo de servicio a 11450 m sobre el nivel del mar
- Alcance de 1050 km
- 2 turborreactores de 8.8 kN de empuje
- 4 cañones de 30 mm sobre el morro
- 24 cohetes R4M de 55 mm
- Dos bombas de 250 o 500 kg
- 10.6 m de longitud x 3.5 m de altura, con 12.6 m de envergadura
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