domingo, 26 de mayo de 2013

El papel de la aviación en la Guerra Fría

Durante este período histórico de tensión en el que tanto la Unión Soviética como EEUU se armaban con armas nucleares, los aviones estuvieron en la primera fila del enfrentamiento. Por muchos años, y debido a las vastas distancias, el mejor medio de lanzar una bomba atómica al enemigo fue el bombardero, diseñando modelos de mucho más alcance y capacidad.

El bombardero no fue el único avión importante en el conflicto. Los aviones-espía estadounidenses vigilaban el terreno soviético, mientras que los escuadrones de cazas tenían la misión de derribar los bombarderos enemigos en caso de ataque. 

Sobre el suelo, la defensa contaba con misiles tierra-aire, considerados por algunos como los sustitutos de los cazas, pues habían probado su eficacia para alcanzar blancos situados a mucha altura, como los aviones-espía.

En el momento más tenso de la Guerra Fría, Berlín, que se convirtió en un enclave crítico, fue abastecida por los aviones de transporte. Cuando la Unión Soviética decidió cerrar las rutas terrestres a esta ciudad, el único modo de mantenerla viva fue haciéndole llegar provisiones por aire, empezando la mayor operación de suministro aéreo llevada a cabo jamás, con 277.000 vuelos realizados.

USAF C-54 Skymaster llevando suministros a Berlín
A partir de los años 60, los misiles se hicieron lo bastante grandes y potentes como para transportar bombas atómicas, reemplazando al bombardero. Las plataformas de lanzamiento son más sencillas de ocultar que un aeródromo, y un submarino sumergido no es fácil de localizar. Los misiles balísticos son casi imposibles de derribar y son mucho más rápidos que los bombarderos.

Lanzamiento de un LGM-30 Minuteman, un misil balístico estadounidense


0 comentarios: